Ocurrió que...


Érase un kaiser
que vivía en la sexta planta de un bloque de once pisos
al que un día
se le escindió
Baviera.

Reducto

Lo había conseguido.
Conducía en dirección a la casa de sus padres –para darles personalmente la buena nueva- recordando la conversación que acababa de mantener:
“(…) ¿Te das cuenta de lo que eso significa, amor? Ya no tenemos porqué amarnos… Se acabó. Nos basta con repetir clichés, aparentar… Hacer lo que se espera de nosotros…
- ¡Qué bueno! Ser egoístas, egocéntricos e hipócritas, sin remordimientos y con el beneplácito de nuestra sociedad. Ah, qué bien.
- Sí amor, podemos ser superfluos para siempre…”
Su ensoñación fue interrumpida por el timbre del móvil.
- Dime
- ¿Me oyes bien?
- Sí, voy conduciendo pero llevo conectado el bluetooth . Dime
- ¿Lo tienes?
- ¡¡Sí!! ya es mío
- Enhorabuena ¿Ya no pretendes nada? ¿Oficialmente?
- Eso es: Observo y repito. Ya no tengo que cuestionar nada, ni tengo que sufrir… Sólo tengo que no ser disidente y todo irá bien.
- Pues, a ver si lo celebramos ¿no?
- Sí, mandaré una invitación por facebook para celebrarlo esta semana…
- Perfecto. Hablamos. Ciao
- Ciao
Al colgar se dio cuenta de que se había pasado la salida. `Joder` - murmuró y decidió entrar por la siguiente. Le haría tardar algo más al obligarle a atravesar el barrio de sus padres desde la otra punta pero ya no podía hacer otra cosa. Unos minutos después empezó a encontrarse mal. Aparcó y decidió seguir caminando, ya no estaba lejos. El calor era sofocante. Al pasar por “el don” –el parque más cercano a la casa de sus padres- decidió sentarse un rato bajo los prunos. Pensaba en cómo les daría a sus padres la noticia y decidió levantarse para no retrasarse aún más. Llegó, al fin. Llamó al timbre. Abrió su padre. Pasó al interior, se saludaron y sólo después dijo:
- “Mamá, papá. Ya estoy Reducida”
Sus padres no pudieron mas que llorar de felicidad.

Tiempo/Espacio

¿Qué mañana?
Si mañana es hoy.